1. Antecedentes
En el libro de los Hechos, encontramos el recorrido del santo evangelio en el mundo conocido de esa época. La primera época fue de intensa predicación, y muchos países conocieron la doctrina del Señor. En el último capítulo de los Hechos, está el testimonio de la evangelización que el apóstol Pablo desarrolló en Roma.
Después del primer siglo, al completarse la Sagrada Escritura, pues ya no fueron los santos varones los que escribieron acerca de la evangelización, pero está el testimonio de la historia, y allí encontramos las narraciones acerca de cómo el santo evangelio se extendió por todos lados. El santo evangelio llegó al continente americano, procedente de Inglaterra, esto sucedió en el siglo XVII. Específicamente, la sana doctrina llegó a lo que hoy es Estados Unidos de Norte América. En ese país la Obra se esparció en varios estados, y de allí pasó a México, donde la Iglesia tuvo un alto grado de crecimiento, y hasta la fecha, la Iglesia de Dios, que conserva los 40 puntos de Fe, se encuentra esparcida en todo el territorio mexicano.
En 1945, el Altísimo usó un siervo llamado Nicolás Mazur, quien conoció la sana doctrina en México, y de regreso a su lugar de residencia, en Uruguay, pasó regando la semilla y en Honduras, un varón llamado Irene Martínez fue bautizado por el ministro mexicano de apellido Saenz, en 1946 junto a otros miembros. Irene Martínez junto a su familia, perseveró sólo, pues el hermano Nicolás Mazur continuó su viaje y el ministro Saenz retornó a México.
Sin saber nada de lo anterior, en 1952, un miembro de la Iglesia de Dios en México, viajó a Guatemala por razones de trabajo, y aprovechó para sembrar la semilla, y logró que tres varones se interesaran en la doctrina. Estos varones fueron Carlos Larios, Job Leiva y Deciderio Martínez. Los primeros dos (Larios y Leiva) contribuyeron a que la doctrina se conociera en Guatemala, y Deciderio Martínez, fue el instrumento que Dios usó para que la sana doctrina llegase a El Salvador.
Con el deseo de confirmar la obra en Guatemala, el hasta entonces aspirante a congregante, Carlos Larios, hizo varios viajes a México en los años 1952 y 1953, con el propósito de solicitar un ministro para tender cuatro familias interesadas en este país (Guatemala). Lamentablemente la respuesta era negativa, porque no había ministros disponibles para un largo viaje. A pesar de ello, los ministros Carlos García, Arturo González y el diácono Manuel Rodríguez enviaron literatura a este país, que sirvió como sostén a los nuevos pioneros.
En uno de sus viajes a la ciudad de México, la familia Larios conoció al congregante de la Iglesia de Dios en Churubusco, Antonio Vega, a quien invitaron para que realizara la obra. No obstante que el hermano Vega carecía de los suficientes conocimientos y sin tener ningún nombramiento y sin la autorización del ministerio en México, accedió a dedicarse a la Obra del Señor, renunciando a toda labor material, pero debió esperar un año más para cumplir la mayoría de edad y así tramitar el pasaporte, habiéndolo hecho sin causar ningún gasto a la iglesia en México ni a los solicitantes de Guatemala. Fue así como el sábado 14 de mayo de 1955, ingresó a la república de Guatemala, celebrando el siguiente sábado la primera Escuela Sabática con una asistencia de 12 personas en la casa de habitación de la familia Larios, ubicada en la 7ª. Avenida 8-94 zona 2, en la ciudad capital de Guatemala. La primer clase se tituló “La Justicia”, y el primer diezmo recibido fue de Q1.25.