De las Tinieblas a la Luz – De la condenación a la salvación

Introducción

El apóstol Pablo describe de manera perfecta el proceso de un hombre arrepentido, que ha creído en el Señor, y que pasa de la ceguera espiritual a ver las maravillas de Dios, de las tinieblas a la luz, de las prisiones de oscuridad a la libertad del evangelio, de la condenación a la promesa de la vida eterna. Hechos 26:18: “Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, remisión de pecados y suerte entre los santificados.” Con estas palabras inspiradas, el apóstol nos enseña lo siguiente:

  1. Para que abras sus ojos
  2. Para que se conviertan de las tinieblas a la luz
  3. De la potestad de Satanás a Dios
  4. A recibir por la fe en Jesucristo remisión de pecados
  5. Suerte entre los santificados
  1. Para que abras sus ojos

El sentido de la vista es vital para que veamos lo que ocurre a nuestro alrededor. A través de los ojos, el hombre puede identificar a sus semejantes con quienes se relaciona, el color de los objetos, el tamaño, calcula la distancia, en fin, materialmente es uno de los sentidos indispensables para desenvolverse. Una persona con la vista mala, le cuesta distinguir lo que tiene a su alrededor. En lo espiritual, el mismo Señor Jesucristo hizo referencia al profeta Isaías, según Mateo 13:14 “De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: “De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no miraréis.”  La persona que está ciega espiritualmente, es porque tiene el entendimiento entenebrecido, 2ª. Corintios 4:4, y a eso vino el Señor, a dar la oportunidad A que los ciegos espirituales vean las maravillas de Dios. Salmo 119:18: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.” La persona que es sanada espiritualmente de su vista, ve perfectamente lo que dice la Palabra de Dios, ya no tiene aquella ceguera que le impedía ver la misericordia de Dios. Distingue entre lo que es pecado y lo que es santo.

  1.  Para que se conviertan de las tinieblas a la luz

Desde otra perspectiva, el apóstol Pablo describe el proceso de la persona que cree en el Hijo de Dios, en Jesús el Salvador. Esa tenebrosa oscuridad en que vive el mundo, es lo que impide ver las cosas de Dios. El impío camina sin saber dónde se dirige, Job 12:25: “Van a tientas como en tinieblas y sin luz, Y los hace errar como borrachos.” El  salmista profetizó el amor del Padre por medio de su Hijo, de dar luz al que solo tenía tinieblas. Salmo 43:3 “Envía tu luz y tu verdad: éstas me guiarán, Me conducirán al monte de tu santidad, Y a tus tabernáculos.” Quién podía imaginar, que nosotros pecadores, acostumbrados a hacer lo malo, a decir mentiras, a guardar rencor, a adorar dioses ajenos, un día, como hoy lo hacemos, estaríamos en la casa de oración, cantando canción nueva, adquiriendo el conocimiento de Dios para nuestro beneficio espiritual, conducidos por la Palabra de Dios para hacer el bien, arriba en el monte de santidad, pues hemos dejado para siempre las tinieblas del abismo. Ahora estamos en la luz del Señor, y Él sigue alumbrando hasta la consumación de los siglos, a todo aquel que crea en él, y los conduce y les da la vida espiritual y la salvación. Juan 8:12 “Y hablóles Jesús otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida.” El que anda en la luz, es porque ha dejado de tener por rey al adversario del Altísimo

  1. De la potestad de Satanás a Dios.

Al entrar al reino de los cielos, al glorioso evangelio de nuestro Señor Jesucristo, dejamos de estar bajo la potestad de Satanás, para pasar a la potestad del Altísimo. Potestad es el poder que alguien tiene. Satanás tiene ese poder sobre las gentes con base en la mentira, aún cuando ese poder es temporal.

El rey de las tinieblas es satanás, del abismo oscuro ha salido la doctrina de perdición, la enseñanza que contradice la Palabra de Dios. Ese rey es Satanás, llamado también diablo, Belcebú, Belial, Lúcifer, Satanás tiene prisionero al mundo en las tinieblas espirituales. Juan 14:30 “Ya no hablaré mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo; mas no tiene nada en mí.”

Este príncipe de las tinieblas, es el que tiene a las gentes cautivas espiritualmente, aunque las gentes, en su ceguera espiritual, creen estar libres de la influencia de este ser maligno. 1ª Timoteo 2:26 “Y se zafen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” Cautivo es estar prisionero o retenido a la fuerza o con engaño. Recordemos que Satanás es el padre de la mentira. Juan 8:44 hablando del diablo dice: “…porque es mentiroso, y padre de mentira.”El apóstol Pablo enseña que el diablo mantiene retenidas a las gentes a la voluntad de él. Esa voluntad la manifiesta induciendo y promoviendo en el mundo toda clase de actos que constituyen pecado y abominación delante del Todopoderoso, tal el caso de la idolatría, el quebrantamiento de los mandamientos de Dios, y la distorsión de lo que Dios ha dejado establecido como por ejemplo el matrimonio.

De esa potestad malévola del diablo hemos salido quienes ahora profesamos la fe en el Hijo de Dios. Ya no somos siervos de Satanás, somos siervos del Señor. Romanos 6:17-18 “Empero gracias a Dios, que aunque fuisteis siervos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual sois entregados. Y libertados del pecado, sois hechos siervos de justicia.”

El príncipe de las tinieblas usa los reinos religiosos como el caso de Roma, para tener dominio sobre las gentes y prisioneras en doctrinas contrarias a la Palabra de Dios. Apocalipsis 13:4 “Y adoraron al dragón que había dado la potestad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién es semejante a la bestia, y quien podrá lidiar con ella?

Jesucristo profetizó que surgirían muchos falsos cristos, obra de Satanás para confundir y mantener cautivas a las gentes. Mateo 24:5 “Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.” La mejor manera de saber si alguien está hablando la verdad o forma parte de la mentira, es corroborar que lo que alguien dice esté escrito en la Palabra de Dios. 1ª. Pedro 4:11 “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios.”  Si alguien hable cosas contrarias a la palabra de Dios, es porque permanece en las tinieblas. Isaías 8:20 “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.

  1. A recibir por la fe en Jesucristo, remisión de pecados.

Antes de conocer a nuestro Señor Jesucristo a través de su Palabra, todos somos pecadores delante de Dios. Romanos 3:9 “¿Qué pues? ¿Somos mejores que ellos? En ninguna manera: porque ya hemos acusado a Judíos y a gentiles, que todos están debajo de pecado.” Quién será capaz de perdonar los pecados del hombre. ¿serán los ídolos que el mundo adora? No hay nadie capaz de perdonar los pecados. Eso solamente puede hacerlo aquel varón santo, que se hizo carne para dar su vida por los pecadores Juan 1:14 “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Es al creer en él y bautizarnos que recibimos el perdón de nuestros pecados. Pero no se trata solamente de un acto emotivo, sino algo sentido, razonado, con convicción. Por esto antes de ser bautizado, el Señor Jesucristo refiriéndose a los gentiles mandó que previamente se les adoctrinase. Mateo 28:19 “Por tanto, id y doctrinad a todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo:”

La persona que se va a bautizar, debe reconocer que es un pecador y que solamente en Jesucristo encontrará el perdón de sus pecados. Hechos 2:38 “Y Pedro les dice: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”

No hay otro medio para ponernos a cuentas con el Padre Celestial, sino únicamente a través de su Hijo Jesucristo. Hechos 4:12 “Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”  El apóstol Pablo confirma esta enseñanza, y por eso escribe en 1ª. Timoteo 2:5 “Porque hay un Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre;”

Jesucristo  mismo enseñó durante su ministerio que la única manera de llegar al Padre es a través de Él.  Juan 14:6 “Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad  y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.”

Cualquiera otra enseñanza relacionada con el perdón de pecados, o pretender que hay otros mediadores que pueden interceder entre Dios y los hombres, cae en el plano de la fábula, lo que fue profetizado por el apóstol Pablo en 2ª. Timoteo 4:3-4 “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina; antes, teniendo comezón de oir, se amontonarán maestros conforme a sus concupiscencias.”

  1. Suerte entre los santificados

Después de ser perdonados, y pasar de las tinieblas a la luz, y pertenecer a la Iglesia del Señor, la primera manifestación y bendición es tener suerte entre los santificados, primeramente como  miembros del cuerpo de Jesucristo, que es su Iglesia,  y luego suerte entre los santificados, cuando seamos transformados a un cuerpo glorificado. 1ª Corintios 15:53 “Porque es menester que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad.” Hebreos 12:22 “Mas os habéis llegado al monte de Sión, y a la ciudad del Dios vivo, Jerusalem la celestial, y a la compañía de muchos millares de ángeles, y a la congregación de los primogénitos que están alistados en los cielos, y a Dios el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos perfectos.”

Conclusión:

Hemos considerado el proceso maravilloso por el que pasa alguien que es trasladado por Dios Todopoderoso, a través de su hijo Jesucristo, de las tinieblas a la luz admirable del santo evangelio de Jesús, el proverbista nos insta a que no vendamos la verdad, Proverbios 23:23 “Compra la verdad, y no la vendas.” Esto quiere decir que hemos emprendido una carrera en donde lo único que cuenta es poner nuestra mirada en el Señor hasta llegar al reino. Filipenses 3:12 “No que ya haya alcanzado, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si alcanzo aquello para lo cual fui también alcanzado de Cristo Jesús.” Ahora que estamos en la luz, Jesucristo nos aconseja con estas palabras a que alcanzamos la salvación eterna. Mateo 24:13 “Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo.”

Hemos pasado de la condenación, al perdón de nuestros pecados, estamos salvos de este mundo si perseveramos en el Señor,  y vamos en busca de la salvación eterna, puesta nuestra mirada en el Señor. Hemos pasado de las tinieblas a la luz.


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